Me lo dijo un árbol
Iba yo caminando por mi enclave preferido (un bosque de grandes árboles situado en un parque botánico de reserva natural que esta situado cerca, afortunadamente, de mi ciudad) cuando paré junto mi árbol preferido. Lo abracé y noté su gruesa corteza, perfectamente confeccionada según sus necesidades de adaptación al medio.
Qué curioso, pensé, que su corteza sea tan gruesa, tan rugosa, tan fornido su tronco, tantos años aquí pareciendo esperar algo que nunca parece llegar. y me senté junto a una piedra que a su falda estaba. Desde la piedra tenía que mirar hacia el cielo para poder divisar la totalidad de su inmensa copa.
-Quizas no debas de esperar nada, si no que, sencillamente existes, aquí y ahora, como yo...
-Y has amado muchas veces,pues veo que salen hijos tuyos por doquier, jóvenes y hermosos, y aspiran a ser como tú. Qué esperanza te ha traído hasta aquí?
- Y sigues ahí, paciente, pareciendo no esperar nada. Cuanta sabiduría la vuestra.
Y escucho el silencio. Pienso: No te cansa el silencio?
Una suave brisa se levantó y volví a divisar las alturas...escuché el remor de su existencia. En ese momento me dí cuenta de algo.
El silencio no existe en tí. Eres música. Tus palabras son tu remor.
Y la solemne danza con tus semejantes es perfectamente acompasada.
Me dispuse a marchar. Lo observé con tierna emoción y profunda admiración. Lo abracé y besé.
Hasta la próxima, amigo.
Y todo esto me lo has dicho tú.
Amada mía, pienso en tí.
Qué curioso, pensé, que su corteza sea tan gruesa, tan rugosa, tan fornido su tronco, tantos años aquí pareciendo esperar algo que nunca parece llegar. y me senté junto a una piedra que a su falda estaba. Desde la piedra tenía que mirar hacia el cielo para poder divisar la totalidad de su inmensa copa.
-Quizas no debas de esperar nada, si no que, sencillamente existes, aquí y ahora, como yo...
-Y has amado muchas veces,pues veo que salen hijos tuyos por doquier, jóvenes y hermosos, y aspiran a ser como tú. Qué esperanza te ha traído hasta aquí?
- Y sigues ahí, paciente, pareciendo no esperar nada. Cuanta sabiduría la vuestra.
Y escucho el silencio. Pienso: No te cansa el silencio?
Una suave brisa se levantó y volví a divisar las alturas...escuché el remor de su existencia. En ese momento me dí cuenta de algo.
El silencio no existe en tí. Eres música. Tus palabras son tu remor.
Y la solemne danza con tus semejantes es perfectamente acompasada.
Me dispuse a marchar. Lo observé con tierna emoción y profunda admiración. Lo abracé y besé.
Hasta la próxima, amigo.
Y todo esto me lo has dicho tú.
Amada mía, pienso en tí.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home