Tarde de concierto
El día de hoy ha sido una verdadera locura.
Por la mañana, al levantarme y ducharme me disponía a ir a casa de mi madre a recoger unos zapatos para tocar en conicerto por la tarde. A toda prisa, después de comer, salí corriendo a buscarlos. Llueve. Me doy cuenta de que no llevo paragüas y doy media vuelta y vuelvo a subir a casa a coger uno. Vuelvo a bajar, volando, con los nervios de punta por tener que haber perdido ese bello tiempo de ensayo. Cuando ya emprendo el camino decididamente me doy cuenta de algo esencial: Me he dejado las llaves de casa de mi madre en casa!! @·#%%&!!!!!. Vuelvo a casa después de maldecir. Bajo corriendo, pensando en que todo esto parece un cúmulo de despropósitos. LLego, por fin a casa de mi madre. Recojo los zapatos y bajo. Cojo el autobús para bajar porque ya no podía andar otra vez toda mi ciudad de arriba a abajo. No había tiempo que perder. Por suerte , nada más llegar a la parada, pasa un bus y lo cojo. Pensé que así bajaría diréctamente en la parada de la estación de trenes y ya podía irme al conservatorio. Pues no, porque me había dejado el móvil. Otra vez a subir a casa.
Había un chico sentado en el replano de abajo de mi casa que, sorprendido, me miraba pasar por tercera vez, ya con cara de la persona con más mala leche acumulada sobre la tierra.
Por fin salgo con todas las cosas necesarias para ir al conservatorio.
El concierto ha sido normalito, pues las cosas estudiadas a última hora (pues me enteré por el programa que había en secretaría, de lo que tenía que tocar... y una de las piezas, bien difícil, estaba en él). Qué estrés.
Esto demuestra que las prisas no llevan a nada. Contra más quería correr, más tiempo perdía, dejándome todo por el camino.
Ahora, en este nuevo cuatrimestre, a estudiar despacito y cada día, así nunca tendré que ir con prisas.
Ya queda un día menos para ver a mi amada. Cómo pasan las semanas. Ellas sí que parecen tener prisa. Ya mismo es primavera.
Y el día de los enamorados. Me voy a poner plasta, enganchosa, con mi amada. Prepárate, bella :-)
Por la mañana, al levantarme y ducharme me disponía a ir a casa de mi madre a recoger unos zapatos para tocar en conicerto por la tarde. A toda prisa, después de comer, salí corriendo a buscarlos. Llueve. Me doy cuenta de que no llevo paragüas y doy media vuelta y vuelvo a subir a casa a coger uno. Vuelvo a bajar, volando, con los nervios de punta por tener que haber perdido ese bello tiempo de ensayo. Cuando ya emprendo el camino decididamente me doy cuenta de algo esencial: Me he dejado las llaves de casa de mi madre en casa!! @·#%%&!!!!!. Vuelvo a casa después de maldecir. Bajo corriendo, pensando en que todo esto parece un cúmulo de despropósitos. LLego, por fin a casa de mi madre. Recojo los zapatos y bajo. Cojo el autobús para bajar porque ya no podía andar otra vez toda mi ciudad de arriba a abajo. No había tiempo que perder. Por suerte , nada más llegar a la parada, pasa un bus y lo cojo. Pensé que así bajaría diréctamente en la parada de la estación de trenes y ya podía irme al conservatorio. Pues no, porque me había dejado el móvil. Otra vez a subir a casa.
Había un chico sentado en el replano de abajo de mi casa que, sorprendido, me miraba pasar por tercera vez, ya con cara de la persona con más mala leche acumulada sobre la tierra.
Por fin salgo con todas las cosas necesarias para ir al conservatorio.
El concierto ha sido normalito, pues las cosas estudiadas a última hora (pues me enteré por el programa que había en secretaría, de lo que tenía que tocar... y una de las piezas, bien difícil, estaba en él). Qué estrés.
Esto demuestra que las prisas no llevan a nada. Contra más quería correr, más tiempo perdía, dejándome todo por el camino.
Ahora, en este nuevo cuatrimestre, a estudiar despacito y cada día, así nunca tendré que ir con prisas.
Ya queda un día menos para ver a mi amada. Cómo pasan las semanas. Ellas sí que parecen tener prisa. Ya mismo es primavera.
Y el día de los enamorados. Me voy a poner plasta, enganchosa, con mi amada. Prepárate, bella :-)
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