Libre, libre...

Por fin soy libre. Hoy me explayo después de haber dado la clase a los niños. Ahora me pegaré una siestecita antes de ir a ensayar por la noche. Espero poder decir a mi amada que esta noche se venga a dormir a mi casa. Este fin de semana va a ser movido.
Mañana iremos a ver Memorias de una Geisha a ver qué tal esta. Supongo que luego iremos a ver el partido del Madrí, que empieza a las 20.00 en el PPV. Así somos, que nos gusta el fútbol. Me encanta en ambiente de los bares cuando hay partido.

Libre?... ahora estaba yo pensando hasta qué punto somos libros. Un caso especial y que me llama a la melancolía de tiempos anteriores, que siempre fueron mejores (es lo que tiene ser una romántica) es el de la proliferación de la máquinas, de la dependencia que nos creamos respecto a ellas. Por ejemplo, vas en el tren y ya no es como antes, que la gente se llevaba su librito de crucigramas y su boli para hacerlos, ahora tienen una máquina de sudokus que rellenan con un lápiz cibernético. Después, la típica mezcolanza de la música clásica con los "biiiip's" entremezclados de alguien que juega con un móvil o un bluethoot de esos que ni sé cómo se escribe el nombre ni sé exáctamente para qué sirven. El aviso de un sms, o la típica melodía enlatada enlatada de un móvil. O el mp3 portátil, que ya no se lleva el walkman con la cinta, que eso es de freaky's.
Y para ligar?... yo creo que la mejor manera ya no es hablar del tiempo o del destino de la persona escogida para ser cortejada. Ahora se llevaría un "por qué level vas?" ya que estaría jugando al tetris en un dvd portátil.
Y es que son tan bellas, pequeñitas, gris metalizadas con botones ultramodernos y pantalla ultraplana de de plasma, y con una reslución tan increíble que cualquiera diría que se van a salir de la pantalla y atacarnos con una katana... porque no sólo de tetris vive la gente a la que le gusta jugar, precisamente.

Eso sí, para una romántica amante de los tiempos de antaño, yo seguiré con mis novelas o tratados en papel vivo, mis crucigramas de letras (ya que las matemáticas no son lo mío) y bueno, de ligar, ni pensarlo, pues no hace falta hablar de la adoración que profeso a mi amada. Los románticos somos fieles a nuestras amadas...para siempre y por siempre.
Aún así, si se diera el caso de tener que ligar en un tren... no cambiaría "el chip"...porque ahora resulta que tenemos chips, en lugar de sentimientos... y mis derroteros serían los de antaño: Hola, perdona, dónde te diriges?
Y, como siempre, poca cosa saldría, pero por intentarlo que no falte.

No me hace falta. Menos mal que soy la persona más afortunada de este mundo al contar con la mujer más buena, noble, honesta,bonita, sincera y sensible que hay sobre la tierra.
Yo encargué una mujer que fuera así, y pianista...
Y Mozart me la regaló.