De Amor y Música

Mi vida contada desde al Amor y la Música, que son mi razón de existir

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Mayor, menor o mixto. Depende de vuestra elección. Todas mis publicaciones son fruto de la espontaneidad de mi pensamiento. No existen correcciones en ninguna de ellas. No busco justificar mis errores o aciertos, únicamente mostrarlos y compartirlos.

viernes, marzo 31, 2006

Sigo viva, aunque no lo crean

Hoy la clase con los niños me ha ido bien. Se portan bien. Me encanta. Aunque tengo mucho, mucho sueño. Ahora tengo que ir al conservatorio sólo para una clase (ya digo yo que tendría que haber habitaciones allí para dormir). Después ni tiempo me dara a cenar, ya que marcho del conservatorio diréctamente a un concierto que se da en homenaje a una ex-profesora de la escuela de música donde ensayamos y que el director de nuestro grupo de flautas es también porfesor. Él ha de actuar allí y por eso hoy no podremos ensayar. Un ensayo menos es crucial para el devenir de los acontecimientos: Tenemos tres conciertos con tres programas diferentes de aquí a un mes y medio. Así, he quedado con la compañera de grupo para seguir haciendo programas. Llevamos hecho uno y medio. Es una locura, puesto que como no podemos ensayar, nos tenemos que ir a un bar y cantar a voz las piezas nuevas y las que ya tenemos, para calcular el tiempo que duran para poder confeccionar los programas. La gente se queda mirándonos con cara de circunstancias: nosotras les parecemos unas locas allí canturreando las piezas y apuntando Mozart sabe qué.

Mañana por fin veo a mi amada. Y no tendré reunión ni ensayo. Por fin un sábado normal. Con derby futbolero incluído.
Aunque el sábado que viene sera de vértigo otra vez. Ya que tengo ensayo y reunión con el que nos contrata para los conciertos. Pasara el domingo, en el que también trabajo y a la tarde...a la tarde... no me va a ver el pelo más que mi amada, porque NOS MARCHAMOS de aquí, de la estresante ciudad, de los humos y ruidos, de los mirones y los que menos miran, de la rutina y de los sobresaltos que destrozan la pseudo-tranquilidad de estar sumida en una rutina.

Otra vez he vuelto a soñar que conduzco un coche. Y eso que no tengo carnet. Me da placer soñar que conduzco.

Hace ya un calor que también da placer. Qué sol, qué luz! y ya en manga corta. Qué ligereza (no de cascos) al andar. Siempre con cien kilos de ropa encima en medio de las tenebrosas calles. Se acabó. Y además, no hay que lavar tanta ropa. Y se seca enseguida (qué maruja, par Dieu!)...

Y saldremos en plan domingueras a los merenderos para tomar el sol con unos quintitos. Cómo me gusta el dominguerismo. O más bien, cómo los envidio, pues yo no puedo practicar dominguing puesto que los trabajo todos. Ay!...quiero saber lo que es un domingo de aquellos en los que coges la nevera playera, las sillas y las mesas plegables (qué exageración de dominguerismo) y te llevas el periódico, una sombrilla, ciento cincuenta quintos y unos bocatas de tortilla de patatas. Que aparcas en cuatruple fila y no te ponen multa porque la gente esta contente del sol que hace. Y los polis van con pantalones cortos y camisa de manga corta y te saludan con esa cara de amabilidad unida al severismo de su condición de "cuidadín que te pongo una multa que la han de pagar financiada hasta tus hijos". Claro que yo, como no tengo hijos ni quiero tenerlos, pues se quedarían sin el pago íntegro de la multa por "estacionar la nevera en quinta fila de sombirllas".

Ay!...esto es el verano. El niño que te tira la arena en los ojos y su madre que no le dice nada. Y tú pensando "por qué no se lo tragara la tierra?". Niños y más niños que nos persiguen a las profes, hastiadas ya de tanta pubertad exacerbada. Tendrían que existir institutos y escuelas en verano. Y que hubieran dos turnos de profes: unos para el verano y otros para el invierno. Y que fuera bianual, así a todos nos tocaría trabajar un verano sí y otro no, así no hay peleas. Entonces, los profes estaríamos tranquilamente en la playa sin tener niños. Y claro..se preguntaran: Y cuando tienen vacaciones los niños?...por mí que nos las tuvieran nunca,y así no los vemos por las calles, pero les vamos a dar una ventaja al respecto (que también nos vendría bien a nosotros): 4 días de clase y 3 sin clase a la semana. Después, una semana de vacaciones cada dos meses. Y así, almenos los niños sólo nos tirarían arena, a lo sumo, 14 días del verano al año. Que no esta mal si son 3 meses en total.

Qué utopías.

Por pedir que no falte.

Y si lee esto la Marta Cid y le gusta? O la Mª Jesús Sansegundo esa... creo. Quizas de lo que les gusta mi idea sus respectivos les dan palmas y todo. Aunque como no viven el día a día en las aulas, qué van a saber? (fueron profes en otros tiempos)

Se me esta yendo la pinza. Me voy al conservatorio.

Amada mía, dónde tendras la cabeza ahora mismo?
Y así, eternamente.

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