Entrañas
Cada domingo, a partir de octubre, vuelvo a las entrañas del bosque. Vuelvo a hacer senderismo. Vuelvo a aquella mesa en medio del bosque. Una mesa larga, de piedra, para 20 comensales. Vuelvo.
A tocar la flauta.
Beber vino.
Comer manjares.
Y andar otra vez,
como antaño,
40 kilómetros en 8 horas.
Volver a hacer senderismo...para continuar con aquello que, al dejarlo, hizo que dejara una parte esencial de mí.
Volverán mis oscuras botas a andar, y mi mochila a colgar.
Volverán.
A tocar la flauta.
Beber vino.
Comer manjares.
Y andar otra vez,
como antaño,
40 kilómetros en 8 horas.
Volver a hacer senderismo...para continuar con aquello que, al dejarlo, hizo que dejara una parte esencial de mí.
Volverán mis oscuras botas a andar, y mi mochila a colgar.
Volverán.
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