De Amor y Música

Mi vida contada desde al Amor y la Música, que son mi razón de existir

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Mayor, menor o mixto. Depende de vuestra elección. Todas mis publicaciones son fruto de la espontaneidad de mi pensamiento. No existen correcciones en ninguna de ellas. No busco justificar mis errores o aciertos, únicamente mostrarlos y compartirlos.

viernes, enero 29, 2010

Esperar

Esperar.

Esperar algo.

Esperar. Someterse a la llegada de ese algo cuando podría haber llegado sin necesidad de tener que abrir un camino más largo cuando es evidente un atajo.

Esperar es someterse. Porque esperar nos hace pasivos. La espera es verse de manos atadas. Esperar significa que ese algo no sólo dependa de nosotros mismos para asirlo, concebrilo, ver realizado, tenerlo, compartirlo...en fin, sea cual sea la razón por la que lo esperamos, si para incorporarlo en nosotros hemos tenido que experimentar la espera, es que nos ha resultado algo considerablemente desfavorable.

Cuando espero no me siento en muy agradable situación. Mejor sería no tener que tamborilear los dedos de la mano en cualquier superfície para provocar una distracción y así conseguir engañar a mi noción del tiempo. Mejor sería no tener que hacerlo porque muchas veces resulta que nos sale el tiro por la culata y ese tamborileo concentra y evidencia aún más esa conciencia temporal y acaba por resultar fastidiosamente agotador. Si el grado de fastidio es mayor, así mismo es el esfuerzo que ha de soportar el montacargas para su transporte. La resignación es el chasis cuya estructura queda determinada por la naturaleza de la carga a soportar. El montacargas estructurado para soportar un bajo tonelaje, resulta más liviano a la hora de construir el vehículo que lo cargue, lo transporte y lo descargue. La grúa ve crecer su pluma cuando nuestra mano emprende el viaje hacia la mesa dispuesta a dar su recital de nano-concierto para mesa y orquesta. A saber, para percusión y ambiente de bar como solista el primero y acompañamiento el segundo.
Me permito dejar volar mi imaginación respecto a las analogías musicales a las que gustosamente plasmé que, para mi gozo, saldré del camino para sentarme en una piedra y así, deje el hilo temático y me regale jugando a enriquecer esas analogías con unas pinceladas de capricho y desenfado.
Allá voy:

Si la analogía a la que recurro a modo de ejemplificación de las muestras de lo que supone verse en situación de espera. Nuestra resignación en acto viene generada y en el marco de la espera. Esperar nos resulta una obligación. Cuando nos vemos obligados, la obligación es lo que nos hace rendir cuentas al ser la cuerda que ata nuestras muñecas. El fastidio que genera lo compensamos con un mismo o mayor grado de resignación y así nos protegemos de lo que nos resulta, con todo, perjudicial.

Qué jodido es observar como la obligación es el motor que, inexorablemente, nos pone y dispone la dirección de nuestra mirada, de nuestra consciencia, hacia esas cuerdas que nos atan. Pero, naturalmente, el fruto de toda obligación madura en árbol que adentra sus raíces en tierras donde abundan las limitaciones humanas. Un rico fertilizante que nos sitúa como meros observadores.

Ver pero no tocar.
Fastidio.
Resignación.

Hasta que la persistencia y ya tediosa, cansida, por el prolongado camino trazado soportando su carga, nos pone el depósito de nuestra naturaleza en reserva. Damos para recibir, y damos tanto que la resignación ha de mover su ficha para no ser sólo compensación, sino también el motor de activación que ponga y disponga nuestra mirada hacia el paisaje que nos ilustre el desiquilibrio existente. Dado el caso, el acontecimiento se resuelve de tal manera que, mientras la obligación genera consciencias de lo que nos limita, la resignación pone en marcha un reloj en el que sonara una alarma que nos abra un camino en el que se nos abra un espacio de actuación. Un espació que generamos cuando el desequilibrio encuentra ese lugar donde la tierra es abundante en posibilidades bajo un sol cuya luz invita a la elección.

Ahí encuentro lo que la resignación me ha proporcionado cuando me he visto en una situación cuya desventaja, cada vez mayor, pone mi depósito de fuerzas en reserva y, por no poner, no sólo no ha puesto un duro para llenarlo, sino que encima me quiere dejar tirada en carretera.
Mi integridad personal, mi esencia, escucha los pasos cada vez más cercanos y decididos en los que se va abriendo paso la obligación. Se acerca demasiado. Es lo propio y esencialmente natural proceder así cuando la limitación es lo que la define.

Por qué su necesidad y afán de conquistar territorios ajenos en esencia? para provocar que yo abra ese camino cuya restricción de acceso levante barreras que indiquen una vez más que hasta has llegado y no más, en esa verbigracia, el fastidio por lo incómodo de poner esfuerzos en mi defensa, me lleva a rodearme entre paredes entre las cuales urdo el plan para conseguir adentrarme en el atajo de una vez por todas. Y el fastidio de ver que podría haber caminado desde el principio por él...


Entonces actuamos. Y encontramos soluciones desde el momento en que dejamos de ser meros observadores y pasamos también a poner, disponer y dirigir las miradas de manera que, con todo ello, mostremos lo que nos parece injusto dando ejemplo. Así, mostrando y poniendo, sin demostrar ni imponiendo, mi esencia avisa y se ubica, para que esa otra esencia se vea también ubicada, resuelta, mostrada.

Desde ese momento en adelante es cuando comprendemos que no somos tan limitados como nos quieren hacer entender los que se dejan llevar por un pesimismo tan ensombrecedor que, en su constante insistencia en definir nuestra esencia como enteramente limitada, que, a mi entender, proceden a trazar ese segundo camino al que puede llevarnos esa atadura que es la obligación en la que nos sitúa la Espera: La resignación cae derrotada y la conquista de esa esencia limitada nos sume en esos pensares cuya naturaleza se sustenta en cierta minusvaloración de uno mismo, se aciertan perfiles causales en esa apreción que, paradójicamente, es despreciación y despreciativa.

Las causas se mueven bajo ecos de paradigmáticas esencias generadoras de tal procedimiento despreciativo. Esto es, desidias, miedos y demás paralizantes que ahuyentan poner esfuerzo alguno por nuestra parte. Y así justificamos nuestra limitación esencial.

Pero, mientras yo asumo mis limitaciones, no solo no desprecio, sino que también aprecio que esas limitaciones cohexisten con un espacio en el que, si se hace uso de él, nuestra capacidad motora de elección que es la que nos ofrece como sustento, nos haga tomar consciencia de que el sustento de esa capacidad de elección da muestras de que no somos seres totalmente limitados. La posibilidad de elección es lo que nos permite ser activos. Actuando es cuando vemos que cuanto más grande es el abanico de posibilidades generadas y pensadas, más evidente se nos presenta lo que precisamente da sentido a la filosofía:

Ahí es donde buscar es encontrar porque en la infinitud de posibles, abrimos siempre la puerta de acceso hacia la siguiente, alegrandote por saber que detras de ella hay una novedad jamás antes acontecida. La alegría de saber que siempre habra una siguiente puerta es la alegría de ver como potenciamos y realizamos lo ilimitado que también hay en nosotros. Lo que nos lleva a levantar esas barreras para proteger ese espacio que tiende a anhelar esa naturaleza y la consiguiente reacción de quién ha caído en la derrota.


Entonces, mi conclusión es determinate al respecto. Y la frase con la que doy por concluída mi exposición se me antoja tan clara como contundente.


El ser humano TIENE limitaciones, pero ES ilimitado.




Ahí queda.


Saludos.



El día 8, después de casi 5 años de espera, me operan para extraerme los herrajes del tobillo en su día roto. Me dijeron 3 meses. Después de casi 5 años, he visto que, sin ser intencionadamente, al verme en ya escandalosa situación de espera resignada, ha sido lo que, de la noche a la mañana, es decir, en menos de un mes, ya tenga día de intervención.

Vamos, que si no doy señales de vida, creo que aún seguiría empeorando mi situación. A su vez, veo que ese toque era el que a empujado el que las aguas vuelvan a su cauce. Otros siguen echando la culpa a la sociedad de ser tan desgraciados y así se evitan el esfuerzo de dar esas señales de vida. Inertes.


Son seres que sólo prestan atención a lo que TIENEN. Son los que se autolimitan y justifican en esa limitación.

Un ser humano presta atención lo que ES para no depender más que de sí mismo y no de algo externo para definirse. Quien se sustenta en tener, al necesitar algo externo, genera una relación de dependencia que incentiva su naturaleza limitada. Y encima se justifica en ella, cuando al hacerlo, precisamente, también podría prestar atención a que en el camino donde andan sus pasos, aunque no sea el que yo comparto, y siempre desde el respeto, cabe decir que también estan poniendo su granito de arena en compartir otra visión más, aportándola, a los que desde siempre, vemos como a lo largo de la historia, va engendrando esos miles de caminos que hoy nos toca a nosotros trabajar en la aportación de la novedad que sólo buscando ya emerge, de proceder a actuar, a mostrarnos no parcialmente, sino con esa integridad, esa entereza, esa infinitud de colosal magnitud y embergadura entendidas fuera de toda medición y sí en cuanto a que siempre hay otro más. Y otro más. Es absurdo echar cuentas sobre cuantos más quedaran para que se acabe porque no da muestras de ello, visto lo visto.

Y quien se empecina en que la finitud o fijar su mirada en lo que desconocemos sin prestar atención a que, precisamente por ello nos motivamos, vera que lo infinito es eso mismo: Siempre abierto a otro posible. Que yo abriré o no, según el trazado de mi camino en él. Otros se limitan a ver como otros andan y, encima se permiten el derecho a decirte que además de largo, contra más entres, más te quedará por recorrer.

Para volverme y mientras sigo hacia delante decirle: Contra más me quede por recorrer, más razón me lleva a adentrarme en él.

De cuantas maneras hemos dicho amor hasta hoy?
Tiene sentido preguntarse cuantas quedn por decir?

Lo mejor es preguntarme por qué llego a comprender, aprehender, entender y, en fin, compartir lo que otros encontraron y comunicaron.

Y cobra sentido que yo también buscando encuentre. Ya en mi busqueda que encuentra hay novedad. Quien busca, encuentra, y aporta novedad.


Compartamos el patrimonio de lo infinito.


Compartamoslo.



Esperar sin caer en la desesperación.


Ahora sí hay


Esperanza.

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jueves, enero 28, 2010

Año nuevo...

Viaje prometedor al canto.

15 días a EEUU y otros 15 por pueblos de España junto a mi amigo Pedro.


La ilusión me embarga!


Saludos

Retales

Vida nueva.

Tan nueva como un brote verde de los de verdad.

No me refiero a los famosos brotes verdes que los economistas anuncian a bombo y platillo. Aún más, con ello, vislumbro cierto grado de intencionado sensacionalismo mediático. Mis sospechas se fundan en certera diana oportunista: Su presunta colaboración con los medios a tal efecto, denotan, cuanto menos, que juegan un papel de razonable coherencia en su cometido. En una de las incontables veces descubrieron que lo práctico y cómodo no siempre es la mejor elección. Suele ocurrir que entonces lo práctico y cómo se convierte, al uso, en acto de desidia: Ante esa puerta cerrada se convino llamar para dejar un sobre sin entrar en la estancia interior, sin hacer ruido, en una rápida y ligera entrega de los datos y notícias de interés financiero diario.Quién recogía el sobre hacía un breve saludo de asentimiento y ambos se despedían sin más. Al cabo de cierto tiempo, lo más práctico y cómodo ya no era llamar a la puerta, pues se ganaba tiempo pasando el sobre por debajo de ella. Así el que la entregaba evitaba la inutilidad de la espera y el que la recogía evitaba esa supeditación en que la demanda de una atención inmediata lo situaba a merced de inoportunas interrupciones en sus tareas. Recoger en el momento idóneo un sobre que quiza se dejó una hora antes de lo convenido sin que con ello supongo problema alguno era una buena solución para ganar tiempo e independencia. la hora convenida con el que, desde el interior, también consideró la mejor elección de entrega diaria.

Hasta que un buen día, y después de no largo tiempo, la luz que dejaba escapar esa rendija brilló hasta alcanzar la penumbra de un pensamiento que hasta el momento de su encuentro quiza permanecía inerte, en la quietud de la espera, Repentinamente y sin previo aviso (de ahí que Platón al concebir la Naturaleza en la eternidad esencial del Ser, es decir, como lo más alejado a las doctrinas creacionistas, al ver lo sorprendente de ver que, sin más, acontece un hecho que resulta que hace 5 minutos no estaba y ni era consciente de que algo así pudiera asaltar en mí... de dónde ha salido 'eso' que antes no estaba y ahora sí?... doy cuenta de la colosal magnitud de y en lo humano que abraza la obra platónica. Su grandiosidad alcanza, atraviesa, envuelve, y a su vez descubre y desentraña ese hecho tan curioso de verte con pensamiento que te hace decir a los 70 años "anda, pues no lo había pensado nunca esto que ahora pienso"... a los 4 años ese pensamiento no lo tenías ni lo presenciabas, ni al presenciarlo lo movias a ver qué pasa si lo miro desde aquí o desde allí... si antes no estaba en nosotros...de dónde ha salido?por qué sale a los 70 y no antes o después?Por qué sale el 10 de septiembre de y no el 11? Si habitan en nosotros porque la naturaleza que observamos con los sentidos nos dice lo que mismamente nos lanza a la consciencia en sabia y salubre dosificación para así, en esa íntima relación en la que de repente ves lo asombroso del tema al vernos en el berenjenal en el que, sin comerlo ni beberlo, nos vemos metidos porque hacemos de habitáculo y motor de ese pensamiento. Sorprendentemente, esa intimidad se sustenta en que, parece ser que el habitáculo es un lugar habilitado para albergar ese pensamiento, a la vez que el pensamiento tiene una naturaleza que le permite esa cabida. Es más, parece la unión de dos piezas encajadas perfectamente en un puzle que siempre admite más, pero que no por ello esté sin completar, sino que así es como nos da muestra de su esencial infinitud y eternidad porque, según Platón, nos lanza esa idea mostrándonos ese puzle e invitándonos a seguir encajando piezas porque es lo que nos da sustento. No es un puzle inacabado. Es un puzle que se acaba en el momento en que empiezas a encagar siempre una pieza más. la pieza que aquel hombre insertó a los 70 años y vió como volvía a sentirse vivo, como cuando era aquel niño que, entre la sorpresa y la curiosidad, puso su primera pieza. O quiza no fue la primera, porque al ponerla, supo que no habría último, y sintió que seguía algo que se le antojó como un hilo por el que la vida, es habitáculo y sustento de mí al poner esa pieza.
Así pues, el túnel, la caverna, es esa penumbra en que la naturaleza sume a los habitáculos en mayor o menor medida en cuanto a que existe la posibilidad de verse en situación de lanzar posibles que no sean viables y entonces hacer virajes. No son errores, son posibles que no siendo viables, también generan activación a otro nivel. Son pruebas que pueden muy bien generarse como posibles imposibles o imposibles posibles sin que con ello genere actividad contranatura. Así pues, esa penumbra en la ignorancia, la cual se entiende como lo que el niño de 4 años, vió como hasta los 70 ignoraba aquello que su sonrisa delataba lo suertudo que se sintió porque puso el habtitáculo y el motor para la insertar la nueva pieza. Y gustó infinitamente con todo ello.
La sopresa ante ese algo novedoso no siempre genera curiosidad. Es en ese caso en el que algo funciona como prueba inviable que ha dado muestras de esa inviabilidad, por ejemplo, cuando se pasa de la sopresa de verte de repente ante eso que, si antes ingorabas, cuando se nos presenta, ya deja de ser ignorado para pasar a ser desconocido, derive en temor en lugar de la curiosidad. El temor genera rechazo a esa invitación a ser motor y poner piezas. Es la muestra de un posible imposible a tal específico efecto. Natura seguira lanzando pensares o no, y estos podran ser aceptados o rechados, o quien sabe si hay más posibles ignorados que no queden reduccidos a aceptación y rechazo como únicos a escoger... más, aún hasta en la que Platón define como la muestra más evidente de la ignorancia, a saber, que, consciente de propia ignorancia la persona sigue rechazando ser habitáculo y motor y no busca remedio. Ya sea el temor, la desidia o cualquier otra circunstancia la que lleve a darse esta situación, naturaleza también lanza un pensar que en mí se traduce, entre otros, como una muestra de un posible imposible. No ha de ser necesariamente un error de la naturaleza, sino un caso más de sus variopinta infinitud de posibles.
Por qué se tiende a conceder el beneplácito de considerar como erróneo ese radical rechazo a ser habitáculo y motor de la idea si la naturaleza lo contempla y muestra como uno de sus posibles?

La diversidad infinita hace posible pensar en que tanto la una como la otra son perfectamente válidas.

La eternidad e infinitud genera esa diversidad de insalvables diferencias.

Un ejemplo de búsqueda de duplicados exactamente iguales es tarea imposible. Dos razones me llevan a pensar así.

Una clonación jamás conseguira generar seres exactamente iguales. Para empezar, el marco en el que se han generado sus existencias ya difiere radicalmente. Siendo, así mismo, por dos veces 4 ojos los que miran, al ocupar espacios diferentes, nunca coinciden ni coincidiran a la vez en mirar lo mismo desde un mismo ángulo. Si dos clones humanos miran una flor, nunca sus ojos la veran desde donde estan los ojos del otro, a no ser que se meta dentro de él para acabar siendo sólo uno. Así, pudiera ser que en ese momento una abeja estubiera posada en una parte de esa flor que permitiera a uno de ellos verla y al otro no. Y siempre sucede así porque no mirar desde un mismo sitio que les permita experimentar a la vez exactamente lo mismo. Experiencias siempre diferentes, por muy minúsculas que éstas sean, generan diferencias insalbables.


La identidad, ilustrada en ejemplos tan bellos como 2=2, lanza evidencia sin igual al mostranos que no estamos hablando de dos identidades numéricas iguales. Afirma que sólo se puede ser idéntico a uno mismo. La clonación se me antoja como un vano intento cuya frustración en sus resultados no son ni seran más que el fruto de una incoherencia interpretativa al entender en este ejemplo matemático que el primer número es diferente al segundo como resultado de una operación.




Sea erróneo o no, mi elección se decanta por albergar y ser motor. Como mínimo, es divertido.

Lo eterno es esa incansable obertura de infinitos posibles. Abriré cuantas puertas se me crucen al andar.


Saludos.

ni sus infinitas piezas puzles incompletos.



La obertura de esas puertas
cual agua en un vaso sustento para la existencia o las creamos nosotros, cuanto a sentir como alcanza belleza que adquieren las palabras al respecto en toda la obra platónica acontece algo novedoso, activo, que presenciamos como algo que nos establece como habitáculo y motriz que hace posible que su actividad no cese y así no la perdamos. La curiosidad natural encuentra una novedad que se activa y nos activa al mostrarse.

Y su contenido siempre se encontraba, y aún suele encontrarse, en páginas finales de los diarios y/o precedido por la temática deportiva y seguido por la cultural.
Es curioso ver que en las notícias, salvo en ciertos casos en que los acontecimientos son de capital e indudable interés general, se esctructuran tal y como se estructura el interés social presente y emergente. Así mismo, no me parece que sea casualidad que el frío y aburrido y casi siempre deprimentes notícias nos hagan pasar rápido esas páginas en busca de algo más alentador, liberador, y, en muchos casos, considerado equivocadamente como divertimento, para ver qué películas dan en los cines, o qué conciertos hay o qué actividades se dan en el programa cultural de hoy. Aunque mucho me temo que más bien los hay, como observo cotidianamente a diario, que más bien relegan al mismo nivel que la sección de economía, pasando ruidosamente aún más páginas del diario. Huyendo también a mear cuando escucha en las notícias en televisión la palabra 'Ibex-35' o 'Mozart'... como si temiera un contagio.


Y aquí es donde esta ocurriendo esa certera emergencia como oportunidad de beneficio para los economistas. La crisis y los expertos economistas estan de moda. Ahora salen en las portadas o llenan debates en las televisiones.


La dichosa crisis de la que tanto se habla no es más que la dichosa canción que ha sonado 4 veces en una hora en las emisoras cuyo contenido son las listas éxitos actuales. Acabas yendo a mear porque el riesgo de contagio de algo así como un tedio de abismales dimensiones por causas de torturadora recurrencia acaba por ser de tal insistencia que se corre el riesgo de esa reacción de rechazo que te lleva a mear, a cambiar de canal, a pasar las hojas de ese diario o a no comprar ese que tiene un montón de hojas de economía. L y entonces

como quasi penúltimo tema, sobre por debajo y a través de su rendija no respondía más que a todo ese espacio de colisión incluso a nivel deontológico de manera brillaba la luz de tentador provecho.

Sus ya más que quebradas cabezas sobreviven en sendas burbujas tejidas en espumosa conjunción de egos que luchan por hacerse su sitio a costa de los estallidos de sus siameses.
Semejante desconcierto ante la inesperada coyuntura digna de traca valenciana, emergen no pocos delirios de optimismo como fruto de su anhelo por ver el final del túnel.
Su al verse obligados a tentar su suerte a cada paso, temor. Inseguridad y temor al ver que la traca avanza haciendo estallar a todos sin indulto para nadie. Su temor al ver que su sustento desaparece ante la imposibilidad de crecer a costa del estallido de ya no le permite estallar como detonate explosivo maridaje cuando que cuando el fin del más que trillado tema de la crisis, insisten en hacernos er surgido del árbol muerto


Y bla, bla, bla...

Qué desorden:-)

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