Cuando manipulas el cedro, tiñe de un rojo capital las manos. Todo lo que es permeable, poroso y, como toda existencia reducida (o no) inducida, constituida en polvo o materia volátil, queda mpregnada teñida de ese rojo Burdeos, cual granate, que conmueve hasta la entraña.
Inexorablemente, al mostrarse a sí mismo en y desde él mismo, nuestro encuentro acontece, sin más, como la comprensión de su naturaleza esencial. Pues sólo desde lo original es posible toda pureza. Si la advertimos como manifiesta en nosotros o en lo
exterior*** muestra una determinación sin nada que perturbe su esencia, superando todo obstáculo a la hora de ser y dar muestras de estar ante ella.
Tal el así que, como el arce, no en vano decimos que son maderas de caracter Noble.
No es la nobleza en el ser humano alguien que se muestra como es, de manera que su sinceridad, honestidad, etc. nos hace descubrir que no encuentra obstáculo o perturbación alguna cuando no se y, por ende, no engaña a los demás?
Nobles ambos.
En fin... me dejé llevar, como siempre en este blog, por la improvisación y espontaneidad que contiene una escritura directa y sin correcciones. Me arriesgo a construir frases que muy probablemente anden plagadas de burdos errores sintácticos. Mi pensar lo derramo y me encanta derramarlo. Me doy el gustazo de regalarme algo que, día a día, prodigiosamente, las palabras me permiten, día a día, dar sentido a esa búsqueda, que ya es encuentro. Encontrar esas palabras....
Es un juego en el que decir que lo importante es participar es precisamente lo esencial. Lo que realmente da sentido al juego es participar. Particpar aquí es en sí, como en todo juego, es ganar siempre. Decir es jugar. Jugar es el compromiso, como reto, de encontrar las palabras más cercanas, óptimas, acertadas y apropiadas para decir.
Y, con todo ello, desde el ejercicio del diálogo y, siempre en compañía de la lectura como hábito cotidiano en nuestro día a día, acabo por cerrar ese círculo derramando palabras en escritos yen este lugar. Alguna vez he dado mostrado atisbos de arribar al varadero que intencionaba derivarme a dique seco.
Preferí remar en la barquita que escondía aquellas olas gigantes de una mar que avisa con aquella parte de la Verdad que en ese momento me era, como es lógico en todo momento de esta naturaleza, inoportuna... jodidamente inoportuna.
Al igual que puedo serlo yo para quien me lea, que ni lo puedo saber. Pero siempre podéis dejar la lectura y os libráis de lo que os inoportuna. Pero cuando baja aquella ola, baja el mar, a la espera de otra ola... allí estaba aguantando la barquita cuyos remos describían su minúsculo surco (es decir, desde la percepción visual del ojo). Surco que hería la inmensidad de accidentada orografía, de tal forma que, no es hasta cierto tiempo que el escozor advierte que un fino pero incisivo corte nos soprende apareciendo sin saber ni cómo ni cuando ni con qué ha sido.
Surco, pues, de pequeñez engañosa. De notable envergadura.
Por eso sigo aquí. Sin aquel surco de frases que solo anunciaban signos de vida, día tras día, o en espacios semanales o, ya cercana al dique, mensuales.... solo me cabe agradecer a las personas que me han esperado con paciencia... de las cuales una de ellas ha dado muestras de que así es.
Esa mañana, no fue una mañana más.
Hoy, tampoco es como ayer, ni sera como mañana.
Pero, para que así sea, hemos de ser nosotros quien lo haga diferente.
Así que, manos a la obra:-)
*** bien saben que no distingo entre exterior e interior...a mi entender todo es Uno y lo mismo..es decir...Todo incluye ese Yo...entendamos externo, en este caso, como la diferenciación física cuyo espacio no puede ocupar otro objeto ni yo el de ese otro objeto. Entendamos, así mismo, y en este contexto específico, que también separo la identidad derivada del yo, mi yo, que se pone y observa como el fotógrafo ante un paisaje, que esta unido a él y habla su mismo lenguaje, es decir, es él, pero se sitúa, en una de sus posibles ubicaciones, en calidad de consciente contemplación y admiración de aquello que, siendo rotundamente diferente, diverso, se brinda al acampanado sonido al rebotar del cristal de las copas, que siendo dos, son una, como el objetivo que reflejó cual espejo, la montaña, elevada como su alma... en fin: Diferenciar es sólo una burda manera de salir del paso... un recurso que, ciertamente, no quisiera pasar por alto en cuanto a un razonable y acertado criterio propio a la hora de exponer mis improvisaciones. Por ello, únicamente es acertado y razonable entenderlo en ese contexto, el cual, a buen seguro, derivara ya en una
quasi rutinaria, pero necesaria, derivación hacia ese todo que es interno y externo en su preciosísima variedad. Al dar cabida a todo y más, sólo puede concebirse como ubicada en un eterno interior, pues si tuviera exterior, resultaría que el todo sería una parte, lo cual es imposible. Así, cuando se dice todo, no se exclueye algo diferente, pues lo incluye en sí. Sólo puede ser interior. Es exterior cuando se explaya en la montaña y en el botón del ascensor. Y cuando tiro el dardo en el triple al 20. Pero sólo desde el interior puede lo exterior manifestarse esencialmente... el todo lo procura. El ser humano consciente también. El todo da el paso para que así sea. Muchos seres humanos se revelan, en contradicción consigo mismos...
