De Amor y Música

Mi vida contada desde al Amor y la Música, que son mi razón de existir

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Mayor, menor o mixto. Depende de vuestra elección. Todas mis publicaciones son fruto de la espontaneidad de mi pensamiento. No existen correcciones en ninguna de ellas. No busco justificar mis errores o aciertos, únicamente mostrarlos y compartirlos.

domingo, septiembre 20, 2009

Un inciso

Todo cuanto se nos acontece inexplicable, curiosamente, tendemos a llamarlo
Dios
o a endiosarlo.

Cuando, no pudiendo ser explicado por la Ciencia,

no es más que Naturaleza.

sábado, septiembre 19, 2009

Cajón de Sastre

Ni sentándome encima de él lograba cerrarlo.

Andaba ya rebosante de objetos clamando, en silenciosa súplica, que les fuera concedida la libertad de abrirse nuevos horizontes y escapar así del tedioso y, siempre temido, sentimiento de inutilidad. Esa jubilación que, sabiamente, pocos convergen en un simple documento acreditativo.

Mi viaje fue tan repentino como reparador, tal que aconteció como prueba experimental de evidencias como las descritas en mi párrafo anterior.

La forma de llevarlo a cabo súbitamente, de un día para otro, descansaba en muy prometedor punto de partida. Como ya lo expliqué en mi anterior publicación y, en alusión al primer párrafo de ésta, resuelvo en explicar este mi segundo capítulo.

En el tren conocí a bellísimas personas. El chico que se sentó a mi lado, jovencito, anduvo continuando la fiesta que dió comienzo en Valencia. Sus andanzas de ida y vuelta al vagón-bar no pudieron ser enteramente correspondidas con mi compañía, pues la prudencia me llevó a ello. Acabó el joven bastante perjudicado al llegar a Linares. No se escapó de cariñosa reprimenda por mi parte, la cual escuchaba con soprendente por educada atención, y comprendí que, aquel maquinerillo cordobés, arrancó sentimientos de nobleza y cariño en mí, los cuales fueron gratamente correspondidos.

Entretanto, una agradable señora, respondía candorosamente a mis no pocas muestras de curiosidad, ante la plenitud consciente de mi desconocimiento del lugar, cuya decisión, súbita, devenía como propio, resuelto y cercano destino.

Y consumada, así mismo, la visión de parajes de belleza sin parangón a través del cristal y, conjuntados éstos a la música ofrecida en el hilo, la cual ya comenté su acertadísima elección y calidad, bien puedo afirmar que, entre otros, Las Tablas de Daimiel, Los Molinos y los enormes castillos coronando colinas, oteros y demás protuberancias manchegas, no aconteceran en olvido.

En el próximo post: Mi llegada y vida diaria. El vaciado del cajón de sastre.


Saludos.
entretanto,

sábado, septiembre 12, 2009

Ir, volver. Volviendo al ir. Yendo al volver.

Vuelvo sin que por ello me haya ido.

En este laspo temporal en el que he dado muestras de ausencia, bien sabéis, amigos lectores, que es síntoma de que grandes cosas han ocurrido. Grandes cosas que demandan una presencia personal en su totalidad.

Todo este tiempo de ausencia os debe de sonar a ese Sibemol a 415Mhz tan familar :-)

Eso es: Ausencia significa vivencia en ingente calidad y cantidad en todas sus facetas. Así, la presencia física es un factor indispensable y determinante por y en su naturaleza.

Ahora sí! ... ya no me ando con más rodeos:

Otra vez mi fuente emana copiosamente aguas con esa extrema frescura que, sólo en el caso de provenir diréctamente de la dádiva natural, puede sentirse, en el acto de libación, como ese extremo nos llevaría a una diáfana y consicente contrariedad si dijéramos que está fría.

Lo bueno de todo ello es que mi recurrente alusión al agua y a su naturaleza, no sólo descansa en análogías, figuraciones, comparaciones y demás recursos lingüísticos y/o metalingüísticos para abrazar lo que, paradógicamente (es,precisamente, lo bello y apasionante del asunto) en sumo grado es innombrable, sinó que, además, he gozado del privilegio de comprobarlo personalmente.

Así, en mis próximas publicaciones daré razón de todo cuanto viví en mis vacaciones, porque sentir y, en ese sentir, mientras bebes, la unión sin tapujos, sin más, en que desde el mismísimo instante en que entro en contacto con ella, mi acto deja de ser un beber para convertirse en libación... es un regalo inolvidable. Un privilegio que nunca hubiera imaginado que me tocaría disfrutar a mí.

Todo empezó con una llamada telefónica a las 23.00h de un día de principios de agosto. Al cabo de 9 horas, es decir, las 8.00h de la mañana, aparecí sentada en un tren de larga distancia dispuesto a a encaminarme hacia esa experiencia.

El comienzo ya fue espectacular. Como antaño, en mi época en que, por ejemplo, bajaba de una llegada en avión procedente de Galícia y, de camino a casa, ya en Barcelona, recibir una llamada de una amiga para ir a Mallorca y, ir con esa misma maleta diréctamente al puerto y coger el primer ferry. De Aeropuerto a puerto, sin avisar, como me gusta.
O la vez que por la noche me dicen de ir a ensayar a Madrid a la tarde del día siguiente para una actuación en un coro y a las 14h del día siguiente plantarme allí, ensayar hasta las 20h y volver a la mañana siguiente. Así, sin programaciones. Por sopresa.

Por fin he vuelto a experimentar esa espontaneidad única en su especie. Lo que se siente al aventurarse a hacer las cosas sobre la marcha, por lo menos en mi caso, ofrece un 95% de probabilidad de que todo salga a las mil maravillas y lo pases tan espectacularmente bien que se hace imprescindible, necesario, en un momento u otro, un abrazo.



Continuará.

Estoy segura de ello:-)


Si el theorbo suena, es que Barroco lleva.

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